“Un edificio sostenible se adapta a los usos, será flexible y reciclable”
El profesor André de Herde, de la Universidad Católica de Lovaina, es uno de los arquitectos más reconocidos a nivel mundial en el tema de la "Arquitectura Sostenible", una novedosa propuesta comprometida con el medio ambiente. De Herde estuvo en la PUCP dictando un ciclo de conferencias sobre arquitectura.
¿Qué características tiene un edificio sostenible?
Una construcción sostenible es aquella que ahorra recursos de todo tipo: naturales, humanos y sociales. La sostenibilidad es definida por el contenido del proyecto mismo y no por un estilo arquitectónico. La arquitectura sostenible tiene que aportar a su entorno.
¿Esta forma de construir puede aplicarse en cualquier lugar del mundo por igual?
Los principios de la sostenibilidad son iguales, lo que difiere es la aplicación, porque se basa en aspectos locales. Es decir, no se puede hacer una arquitectura internacional, es imposible y no sería correcto. La arquitectura sostenible siempre se basa en lo local, como el clima, el estilo, los materiales. No se trata de imponer un modelo foráneo. Un edificio que se construye en Miami no puede hacerse en Lima, porque son lugares y contextos diferentes.
¿Qué tanto influyen los materiales?
Es importante la selección del material en cuanto no afecten la salud de quienes van a habitar el lugar. Asimismo, es mucho mejor cuando los insumos de una construcción son de factura local y si en su fabricación no se utiliza mucha energía ni resulte contaminante. El material no se escoge en función de su aspecto, sino a su incidencia en el medio ambiente.
¿Es más costoso construir un edifico sostenible?
No, sólo se trata de aplicar el sentido común.
En los últimos años en nuestro país se han construido grandes edificios multifamiliares, como evalúa este hecho.
Es muy importante que se integren a la trama urbana. Los edificios no deberían ser solo para vivienda, sino integrarse con otros usos como pequeños comercios y oficinas que se integren con la ciudad y los centros productores de cultura. Al interior de estas construcciones es importante que la población no sea uniforme, es decir, que pertenezcan a distintos estratos socioculturales y que la gente pueda moverse libremente y sin problemas de seguridad.
¿Qué es mas sostenible, un edificio de departamentos o una casa unifamiliar?
Tanto una casa como un departamento pueden ser sostenibles, no tiene que ver necesariamente con la cantidad de gente o familias que vivan allí. Una casa que esté integrada en el casco urbano es más sostenible que una que se encuentre al borde de la ciudad porque las distancias son mayores y todo está sujeto al transporte.
Lima se ha sobrepoblado al punto que la vivienda se ha vuelto un gran problema ¿Cómo debe crecer una ciudad como Lima?
Es un gran problema que quizá no se ha estudiado suficientemente. La solución podría ser no dejar que siga creciendo creando subciudades, es decir, otros núcleos que tengan su propia vida como ciudad, pero que estén interrelacionados. Esto se podría hacer en Lima. Por ejemplo, que el Cono Norte se convierta en una unidad, lo mismo con el Cono Sur y así sucesivamente. Todos estos núcleos, a su vez deben interrelacionados pero cada uno con su identidad propia. Los griegos definieron el tamaño de la ciudad en función de la capacidad del teatro, que tenia una capacidad de 28 mil personas y cuando alcanzaban ese límite, fundaban otra ciudad.
¿Un edificio sostenible ahora puede dejar de serlo en el futuro?
Que un edificio sea sostenible, no implica que este sea eterno, porque está en un contexto, que es la ciudad. Finalmente esta se encuentra por encima de las todo lo que hay en ella. Si por alguna razón el edificio pierde su vigencia, hay que demolerlo.
La ciudad es un lugar bastante dinámico y cambiante, mientras las construcciones están hechas para durar en el tiempo ¿Cómo lograr que un edificio sea un ente vivo?
Hay que tener presente que muchos edificios conservan sus roles en el tiempo. La Plaza de Armas, por ejemplo, siempre mantiene su vigencia. En el caso de la Catedral de Cusco, esta se construyó sobre la base del Coricancha que también era un templo. Pero siempre sigue siendo el lugar escogido para un edificio religioso. Esa es la dinámica de la ciudad. Un edificio sostenible se va a adaptar a los usos, será flexible y reciclable.
Publicado en Punto.edu
Tuesday, March 28, 2006
Sunday, March 19, 2006
Francisco Durand
“El Estado se achica frente a la gran empresa”
Sociólogo egresado de la PUCP con Ph D. en la Universidad de California en Berkeley. Ha estudiado las relaciones entre el empresariado y el poder político, sobre lo cual ha escrito numerosos libros y artículos. Actualmente enseña en la Universidad de Texas en San Antonio.
¿Cuál es la posición actual del Estado frente al mercado?
No es una relación entre iguales. El Estado está muy debilitado y tiene poca voluntad de equilibrar la relación. Aún si tuviera el poder, no lo usa. Por ejemplo, la Superintendencia de Banca y Seguros podría regular a los bancos, pero esta voluntad es mínima o inexistente. Lo mismo ocurre con las AFP y las grandes empresas que pagan menos impuestos de lo que deberían. El problema radica en el enorme peso del poder económico y un Estado muy empírico y heterogéneo que no emplea las pocas capacidades que tiene y le teme al poder económico. El Estado se achica frente a la gran empresa.
¿Si se requiere atraer inversionistas, es correcto otorgarles estímulos y facilidades?
Sí, pero no se tiene que dar regalos, favores o contratos y que se cambian sólo cuando favorecen a la empresa. El Estado debe velar por el interés público. Ninguna empresa deja de venir al país cuando tiene seguridad y rentabilidad. Lo que ha ocurrido es que se han otorgado exoneraciones y salvatajes que no tenían razón de ser.
¿Qué clima genera la actual coyuntura electoral donde algunos candidatos proponen renegociar contratos?
Genera preocupación. Esto se produce, en parte, por la propia actitud de los empresarios de considerar que las facilidades adquiridas no se pueden cambiar y por ello presentan la idea de que el cambio es afectar las reglas de mercado. Recuerdo que cuando se discutía el caso de las empresas eléctricas, la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía saco un comunicado en julio de 2001 donde decía que el hecho de que SUNAT cobre los impuestos era afectar las reglas del juego y ahuyentar la inversión, cuando se trataba de que si ellos tenían utilidades, pagaran.
¿Cómo debe actuar el gobierno?
El Estado debe ser llevado por gente con vocación de servicio público y que quiere representar a las mayorías. Si eso ocurre, debe enviar las señales claras a la burocracia de que los intereses públicos primarán sobre los privados y tiene que cerrarle los espacios a los lobbies o a quienes quieran infiltrarse en el Estado para evitar un cambio. Por último, debe ser transparente con el público.
La reforma del Estado ha sido entendida como reducción del Estado…
Actualmente creo que es muy difícil que se haga una reforma del Estado, debido a que los grandes grupos de poder económico y las mafias burocráticas son las más interesadas en que no haya reforma alguna porque han logrado hacer de ese Estado un instrumento que les permite defender ciertos derechos o ampliarlos. Para emprender una reforma hay que enfrentarse a esos intereses, se requiere voluntad política y apoyo popular. Esa sería la verdadera reforma si lo que se quiere es tener un Estado eficiente basado en la meritocracia con capacidad técnica y homogénea. No se puede hacer una reforma en SUNAT y no en Aduanas. No puedes tener un Ministerio de Economía con una unidad de estudio muy avanzada mientras el resto de ministerios sigue viviendo en la era de la máquina de escribir.
La ansiedad del mercado por tener el control es también una puerta abierta a la corrupción.
Sí, porque cuando no se logra ejercer influencia, se corrompe o corteja al funcionario, que es una forma de corrupción. Todas las entidades públicas, excepto la SUNAT, aceptan regalos de Navidad. Esto no debe ser así. La solución es que los funcionarios sepan decir “no” y exista una normatividad. Parece sencillo, pero tener esa calidad de funcionario es difícil. Esto tampoco significa una persecución implacable a las empresas o a la inversión, porque las empresas tienen problemas, pero así como se habla con las grandes empresas, se debe hablar con el pequeño contribuyente, si no, no hablamos de un Estado Nación, sino de un Estado cascarón.
Publicado en Punto.edu
Sociólogo egresado de la PUCP con Ph D. en la Universidad de California en Berkeley. Ha estudiado las relaciones entre el empresariado y el poder político, sobre lo cual ha escrito numerosos libros y artículos. Actualmente enseña en la Universidad de Texas en San Antonio.
¿Cuál es la posición actual del Estado frente al mercado?
No es una relación entre iguales. El Estado está muy debilitado y tiene poca voluntad de equilibrar la relación. Aún si tuviera el poder, no lo usa. Por ejemplo, la Superintendencia de Banca y Seguros podría regular a los bancos, pero esta voluntad es mínima o inexistente. Lo mismo ocurre con las AFP y las grandes empresas que pagan menos impuestos de lo que deberían. El problema radica en el enorme peso del poder económico y un Estado muy empírico y heterogéneo que no emplea las pocas capacidades que tiene y le teme al poder económico. El Estado se achica frente a la gran empresa.
¿Si se requiere atraer inversionistas, es correcto otorgarles estímulos y facilidades?
Sí, pero no se tiene que dar regalos, favores o contratos y que se cambian sólo cuando favorecen a la empresa. El Estado debe velar por el interés público. Ninguna empresa deja de venir al país cuando tiene seguridad y rentabilidad. Lo que ha ocurrido es que se han otorgado exoneraciones y salvatajes que no tenían razón de ser.
¿Qué clima genera la actual coyuntura electoral donde algunos candidatos proponen renegociar contratos?
Genera preocupación. Esto se produce, en parte, por la propia actitud de los empresarios de considerar que las facilidades adquiridas no se pueden cambiar y por ello presentan la idea de que el cambio es afectar las reglas de mercado. Recuerdo que cuando se discutía el caso de las empresas eléctricas, la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía saco un comunicado en julio de 2001 donde decía que el hecho de que SUNAT cobre los impuestos era afectar las reglas del juego y ahuyentar la inversión, cuando se trataba de que si ellos tenían utilidades, pagaran.
¿Cómo debe actuar el gobierno?
El Estado debe ser llevado por gente con vocación de servicio público y que quiere representar a las mayorías. Si eso ocurre, debe enviar las señales claras a la burocracia de que los intereses públicos primarán sobre los privados y tiene que cerrarle los espacios a los lobbies o a quienes quieran infiltrarse en el Estado para evitar un cambio. Por último, debe ser transparente con el público.
La reforma del Estado ha sido entendida como reducción del Estado…
Actualmente creo que es muy difícil que se haga una reforma del Estado, debido a que los grandes grupos de poder económico y las mafias burocráticas son las más interesadas en que no haya reforma alguna porque han logrado hacer de ese Estado un instrumento que les permite defender ciertos derechos o ampliarlos. Para emprender una reforma hay que enfrentarse a esos intereses, se requiere voluntad política y apoyo popular. Esa sería la verdadera reforma si lo que se quiere es tener un Estado eficiente basado en la meritocracia con capacidad técnica y homogénea. No se puede hacer una reforma en SUNAT y no en Aduanas. No puedes tener un Ministerio de Economía con una unidad de estudio muy avanzada mientras el resto de ministerios sigue viviendo en la era de la máquina de escribir.
La ansiedad del mercado por tener el control es también una puerta abierta a la corrupción.
Sí, porque cuando no se logra ejercer influencia, se corrompe o corteja al funcionario, que es una forma de corrupción. Todas las entidades públicas, excepto la SUNAT, aceptan regalos de Navidad. Esto no debe ser así. La solución es que los funcionarios sepan decir “no” y exista una normatividad. Parece sencillo, pero tener esa calidad de funcionario es difícil. Esto tampoco significa una persecución implacable a las empresas o a la inversión, porque las empresas tienen problemas, pero así como se habla con las grandes empresas, se debe hablar con el pequeño contribuyente, si no, no hablamos de un Estado Nación, sino de un Estado cascarón.
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Friday, March 10, 2006
Fernando Tuesta
“El joven votante ha tenido un comportamiento distinto a otros procesos electorales”
Fernando Tuesta Soldevilla, director del Instituto de Opinión Pública de la PUCP.
¿Cómo ve usted al electorado en estas elecciones, en cuanto a su decisión de voto: está definido o ha dudado mucho, según los estudios del Instituto?
El electorado en esta oportunidad no se ha diferenciado mucho en relación a otras elecciones, pero sí obviamente hay algunas diferencias. El electorado peruano no conoce de lealtades partidarias ni de candidaturas y liderazgos. Es un electorado que ha tenido a lo largo de los años movimientos muchas veces voluminosos en términos de votos, ya sea Belaunde, Alan García, Fujimori, Toledo. No hay, salvo el APRA, en un porcentaje tampoco muy alto de estas llamadas lealtades. Esto hace que la movilidad del electorado sea alta, y esta elección no escapa de eso.
Los jóvenes representan un porcentaje importante del electorado. ¿Cuáles son las características y peculiaridades de este grupo?
Si tomamos a los jóvenes hasta los veinte años, representa aproximadamente al 18% del total. Algunos amplían esto hasta una edad mayor, pero digamos que abarca desde que ingresa a ser ciudadano con derecho a voto hasta más o menos cuando termina de estudiar e ingresa al campo laboral. Ese joven ha tenido un comportamiento distinto a otros procesos electorales. Por ejemplo, un gran porcentaje ha estado apoyando hasta ahora a Lourdes Flores -lo que no quiere decir que así termine el 9 de abril-. Generalmente era un elector, con posturas mucho más de izquierda. Ahora no. Ahora forma parte de lo que es la distribución del elector en general, en función de, por ejemplo, su acercamiento a la política. A los jóvenes –y en esto no se diferencian mucho del resto de electores, aunque ciertamente se da más en los jóvenes- no les interesa la política. La ven como un espacio de personas tradicionales, que manipulan; y de instituciones que no funcionan. Es un rechazo que los distancia de la política y de sus agrupaciones, de sus partidos.
¿Han variado mucho en su intención de voto?
No tanto. Siempre va a haber un sector que va a ir de un lado a otro, pero también es cierto que no se han hecho estudios como para entrar a una indagación más precisa.
El elector joven, ¿puede definir los resultados de las elecciones?
Yo creo que acá existe una suerte de ficción. Es difícil encontrar que un grupo -sean hombres, mujeres, jóvenes, adultos, de Lima, de determinada región- define una elección. En realidad, todos la definen, y no unos más que otros. No hemos visto con claridad que sea un grupo social o un elector a nivel espacial o territorial, que en proporción muy grande apoye a un candidato y que, efectivamente, ese apoyo tan grande logre catapultarlo como ganador en alguna elección. Entonces, por ejemplo, si uno distribuye la intención de voto de fines de febrero, a nivel nacional, uno encuentra a Lourdes Flores, Ollanta Humala, Alan García, Valentín Paniagua. Cuando uno ve, en el caso de mujeres, aparece Lourdes Flores un poquito más de apoyo. Si uno ve hombres, se estrechan las distancias. Si uno ve jóvenes, en el caso de Lourdes Flores, sube un poco. Si uno ve adultos de 30 a 40, Humala estrecha a Lourdes Flores. Si uno ve Lima, ahí también. Pero en todos más o menos hay esa distribución. Casi no existe que un grupo social o un grupo etáreo o territorial produzca un cambio totalmente distinto. Por lo tanto, todos deciden. Lo que pasa es que en una campaña electoral no existen discursos para todos, sino -como en cualquier campaña que no necesariamente sea electoral-, ahora hay técnicas como para acercarse con mayor precisión a distintos grupos.
¿Qué tanto influye la variación en las campañas políticas de los partidos en cuanto a la subida o bajada de ciertos candidatos?
Bueno, depende de qué entendamos por campaña. Si campaña es, sobre todo, este conjunto de actividades y eventos públicos, esencialmente comunicativos, depende. Obviamente, mientras más te expongas públicamente y mientras más los medios de comunicación acojan, más vas a ser conocido y la primera condición para que voten por ti es que te conozcan. Y si uno ve los 19 ahora candidatos, a algunos los conocen más que a otros, y casi más o menos hay una distribución también a quien más conoce, más vota. Pero no es una relación directa, porque hay nuevos que tienen mucha intención de voto, como Humala. Hay quienes están en la vida pública hace muchísimo tiempo, y tienen menor intención de voto. Es el caso, por ejemplo, del doctor Valentín Paniagua.
En la última encuesta que ustedes realizaron, Lourdes bajó ligeramente, Humala subió un poco y Alan subió bastante. ¿A qué se podría deber esto?
Bueno, esto ya son especulaciones porque, nuevamente, no se han hecho estudios más precisos. Mientras la campaña ingresa a sus etapas más competitivas, más intensas, y particularmente en este mes, hay algunas variables que empiezan a jugar. Por ejemplo: experiencias en campañas electorales importantes, y Alan García la tiene. El aparato partidario empieza a cobrar importancia. No es lo mismo, pues, tener un aparato partidario como el APRA, que conoce de campañas desde 1931, a tener un grupo entusiasta de amigos y de conocidos que tienen que aprender. El APRA ahora está sacando esa ventaja que al inicio no se veía. La publicidad de los spots llama la atención, y al APRA ha tenido la idea acertada de rejuvenecer al APRA, siendo el más antiguo lo han rejuvenecido, de darle mayor frescura, y sobre todo dinamismo. Eso es importante. Además, siempre ha sido un partido con mejor votación fuera de Lima, siempre. El caso de Lourdes Flores, si uno promedia las encuestas, ve que sube de diciembre a enero mucho, que es el momento donde también se estanca Ollanta Humala. Es probable que muchos sectores, ante el temor del crecimiento de Humala, fueron a dar su intención de voto a Lourdes Flores, y que luego que esto ya pareció como un riesgo menor, quizá haya regresado a sus iniciales lugares de intención de voto. Porque si uno ve comparativamente la intención de voto presidencial y parlamentario, la base que hay que medir es el parlamentario, ahí está el voto más de adhesión política, partidaria, en fin. Y quienes tienen mayor intención de voto presidencial son Lourdes Flores, Ollanta Humala y, en menor medida, Alan García. De dónde reciben este plus de votos: de todos los medianos y chicos, que abandonan a sus candidatos presidenciales para darles voto. Y en segundo lugar, es cierto que van cogiendo de indecisos o de aquellos que quizá pensaban votar nulo o blanco, que es un sector de competencia.
¿Cómo ve usted al electorado en estas elecciones, en cuanto a su decisión de voto: está definido o ha dudado mucho, según los estudios del Instituto?
El electorado en esta oportunidad no se ha diferenciado mucho en relación a otras elecciones, pero sí obviamente hay algunas diferencias. El electorado peruano no conoce de lealtades partidarias ni de candidaturas y liderazgos. Es un electorado que ha tenido a lo largo de los años movimientos muchas veces voluminosos en términos de votos, ya sea Belaunde, Alan García, Fujimori, Toledo. No hay, salvo el APRA, en un porcentaje tampoco muy alto de estas llamadas lealtades. Esto hace que la movilidad del electorado sea alta, y esta elección no escapa de eso.
Los jóvenes representan un porcentaje importante del electorado. ¿Cuáles son las características y peculiaridades de este grupo?
Si tomamos a los jóvenes hasta los veinte años, representa aproximadamente al 18% del total. Algunos amplían esto hasta una edad mayor, pero digamos que abarca desde que ingresa a ser ciudadano con derecho a voto hasta más o menos cuando termina de estudiar e ingresa al campo laboral. Ese joven ha tenido un comportamiento distinto a otros procesos electorales. Por ejemplo, un gran porcentaje ha estado apoyando hasta ahora a Lourdes Flores -lo que no quiere decir que así termine el 9 de abril-. Generalmente era un elector, con posturas mucho más de izquierda. Ahora no. Ahora forma parte de lo que es la distribución del elector en general, en función de, por ejemplo, su acercamiento a la política. A los jóvenes –y en esto no se diferencian mucho del resto de electores, aunque ciertamente se da más en los jóvenes- no les interesa la política. La ven como un espacio de personas tradicionales, que manipulan; y de instituciones que no funcionan. Es un rechazo que los distancia de la política y de sus agrupaciones, de sus partidos.
¿Han variado mucho en su intención de voto?
No tanto. Siempre va a haber un sector que va a ir de un lado a otro, pero también es cierto que no se han hecho estudios como para entrar a una indagación más precisa.
El elector joven, ¿puede definir los resultados de las elecciones?
Yo creo que acá existe una suerte de ficción. Es difícil encontrar que un grupo -sean hombres, mujeres, jóvenes, adultos, de Lima, de determinada región- define una elección. En realidad, todos la definen, y no unos más que otros. No hemos visto con claridad que sea un grupo social o un elector a nivel espacial o territorial, que en proporción muy grande apoye a un candidato y que, efectivamente, ese apoyo tan grande logre catapultarlo como ganador en alguna elección. Entonces, por ejemplo, si uno distribuye la intención de voto de fines de febrero, a nivel nacional, uno encuentra a Lourdes Flores, Ollanta Humala, Alan García, Valentín Paniagua. Cuando uno ve, en el caso de mujeres, aparece Lourdes Flores un poquito más de apoyo. Si uno ve hombres, se estrechan las distancias. Si uno ve jóvenes, en el caso de Lourdes Flores, sube un poco. Si uno ve adultos de 30 a 40, Humala estrecha a Lourdes Flores. Si uno ve Lima, ahí también. Pero en todos más o menos hay esa distribución. Casi no existe que un grupo social o un grupo etáreo o territorial produzca un cambio totalmente distinto. Por lo tanto, todos deciden. Lo que pasa es que en una campaña electoral no existen discursos para todos, sino -como en cualquier campaña que no necesariamente sea electoral-, ahora hay técnicas como para acercarse con mayor precisión a distintos grupos.
¿Qué tanto influye la variación en las campañas políticas de los partidos en cuanto a la subida o bajada de ciertos candidatos?
Bueno, depende de qué entendamos por campaña. Si campaña es, sobre todo, este conjunto de actividades y eventos públicos, esencialmente comunicativos, depende. Obviamente, mientras más te expongas públicamente y mientras más los medios de comunicación acojan, más vas a ser conocido y la primera condición para que voten por ti es que te conozcan. Y si uno ve los 19 ahora candidatos, a algunos los conocen más que a otros, y casi más o menos hay una distribución también a quien más conoce, más vota. Pero no es una relación directa, porque hay nuevos que tienen mucha intención de voto, como Humala. Hay quienes están en la vida pública hace muchísimo tiempo, y tienen menor intención de voto. Es el caso, por ejemplo, del doctor Valentín Paniagua.
En la última encuesta que ustedes realizaron, Lourdes bajó ligeramente, Humala subió un poco y Alan subió bastante. ¿A qué se podría deber esto?
Bueno, esto ya son especulaciones porque, nuevamente, no se han hecho estudios más precisos. Mientras la campaña ingresa a sus etapas más competitivas, más intensas, y particularmente en este mes, hay algunas variables que empiezan a jugar. Por ejemplo: experiencias en campañas electorales importantes, y Alan García la tiene. El aparato partidario empieza a cobrar importancia. No es lo mismo, pues, tener un aparato partidario como el APRA, que conoce de campañas desde 1931, a tener un grupo entusiasta de amigos y de conocidos que tienen que aprender. El APRA ahora está sacando esa ventaja que al inicio no se veía. La publicidad de los spots llama la atención, y al APRA ha tenido la idea acertada de rejuvenecer al APRA, siendo el más antiguo lo han rejuvenecido, de darle mayor frescura, y sobre todo dinamismo. Eso es importante. Además, siempre ha sido un partido con mejor votación fuera de Lima, siempre. El caso de Lourdes Flores, si uno promedia las encuestas, ve que sube de diciembre a enero mucho, que es el momento donde también se estanca Ollanta Humala. Es probable que muchos sectores, ante el temor del crecimiento de Humala, fueron a dar su intención de voto a Lourdes Flores, y que luego que esto ya pareció como un riesgo menor, quizá haya regresado a sus iniciales lugares de intención de voto. Porque si uno ve comparativamente la intención de voto presidencial y parlamentario, la base que hay que medir es el parlamentario, ahí está el voto más de adhesión política, partidaria, en fin. Y quienes tienen mayor intención de voto presidencial son Lourdes Flores, Ollanta Humala y, en menor medida, Alan García. De dónde reciben este plus de votos: de todos los medianos y chicos, que abandonan a sus candidatos presidenciales para darles voto. Y en segundo lugar, es cierto que van cogiendo de indecisos o de aquellos que quizá pensaban votar nulo o blanco, que es un sector de competencia.
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