Monday, December 05, 2005

Juan Paredes Castro

“Los jóvenes han perdido interés por el quehacer político, no por la política”

Para contribuir a que la población asuma con responsabilidad su papel en estos comicios, El diario El Comercio ha iniciado una campaña en busca de lograr un voto informado, que incluye mesas redondas y foros con jóvenes. Juan Paredes Castro dirige esta campaña.

¿Qué debemos hacer como votantes?
Debemos tener un voto meditado a partir de las alternativas que tenemos, no ir a una aventura emocional. Debemos hacer un buen cotejo de los pros y contras de los candidatos, saber cuáles son sus cuadros, qué nos ofrecen, qué vienen haciendo, cuánto han cambiado y qué compromiso serio hay en ellos por la gobernabilidad del país. Cuando decimos que hay que participar en la vida política, estamos hablando de administrar el poder. Vigilar y fiscalizar el poder. Nosotros elegimos un gobierno para administrar nuestro destino.

¿Y si nos informamos y definimos un perfil que no posee ninguno de los candidatos?
En ese caso debemos dejar que el perfeccionamiento de lapolítica lo llene más tarde. Lo importante es que sepamosde qué adolece y qué virtudes tiene la opción elegida.

Ante la desconfianza en el sistema político, ¿podemos caer en la anarquía?
No lo creo. Incluso contando con la participación del señor Humala, de quien no se sabe ciertamente qué es lo ue trae porque no tiene partido, programa, ni una doctrina lara. Tenemos otras opciones como el Partido Aprista, Unidad Nacional, la alianza de Paniagua, Andrade y Drago Kisic, que están tratando de ser alternativas articuladas. Hay que preguntarse, sí, cuánta fuerza y dinámica van a tener para conectarse con la sociedad.

¿Cómo ve el interés de los jóvenes por la política?
Creo sinceramente que los jóvenes tienen interés por la política, lo que han perdido es interés por el quehacer político y la clase política. Son cosas diferentes. Siento que los jóvenes están interesados en el país y en la realidad, por lo mismo que estudian y trabajan, tienen intereses y compromisos ligados al país. Pero a la vez, se sienten distantes del quehacer político, porque este los decepciona y los ha puesto en la vereda de enfrente con una mezcla de apatía y hastío. El reto es hacer que los jóvenes confíen en que esta política puede cambiar. En las mesas redondas de El Comercio escuchaba ideas, discursos, planteamientos mucho más maduros de parte de los jóvenes que de muchas personas mayores con años en política.

Pero se tiene la percepción de que es muy difícil, que las agrupaciones políticas son muy cerradas...
Este es el reto. Creo que todos los peruanos comprometidos con el país que desconfían del quehacer político debemos tener la audacia y la fe de participar para poder cambiar esta situación. Porque en la medida en que nos hemos ido alejando otros han cubierto ese vacío, y no con la responsabilidad que se quisiera. Yo también tengo desconfianza en los partidos y en las dirigencias, pero creo que hemos llegado a un punto de quiebre en el cual la sociedad debe vivir en la política, hacer política y estar dentro de ella. Y cuando digo la sociedad, incluyo a todos, también a los jóvenes, que como otros sectores de la población también deben meterse en política

Publicado en Punto.edu Número 33 año 1.

Fernando Hurtado

“El 80% de los delitos en el Perú son cometidos por gente adicta”

Gerente general de Devida responde a interrogantes sobre la lucha contra el narcotráfico.

¿Por qué se debe eliminar la hoja de coca?
Cuando hablamos de la lucha contra las drogas, nos referimos no sólo a la proveniente de la hoja de coca, sino a muchas drogas. En los años ochenta tuvimos 130 mil hectáreas de hoja de coca y fuimos el primer productor del mundo. Esta época coincide con la aparición de Sendero Luminoso y se encontró que existía una articulación entre el narcotráfico y los grupos armados. A más hoja de coca, más presencia terrorista. Devida ha hecho un estudio que arroja como resultado que el 92% de las hojas de coca van al narcotráfico.

Se dice que esta lucha contra la hoja de coca obedece a presiones de países como Estados Unidos, que financian esta campaña.
Es una decisión interna por los daños que causó la droga como financiamiento a los grupos terroristas en los años ochenta, que causaron pérdidas de 27 mil millones de dólares. Conociendo ese diagnóstico, debemos hacerle frente al narcotráfico, que significa enfrentar a la droga, lo que a su vez implica hacerle frente a la hoja de coca que se convierte en droga. La hoja de coca es quizá el insumo más importante. Nuestro país, además de ser productor, se ha convertido en consumidor. En el 2002 llegamos a tener 40 mil adictos, y la tasa anual aumenta en 5%. La edad de consumo ha bajado a 12 o 13 años, cuando antes era 16. La adicción daña a la familia y a la sociedad. La policía indica que el 80% de los delitos en el Perú son cometidos por gente adicta.

En la cadena del narcotráfico, los campesinos son la parte más débil.
Lo que sucede es que, actualmente, al lado de los sembríos están las pozas de maceración y, en algunos casos, hasta laboratorios para hacer cocaína. En estos puntos se identifica más claramente el problema, pues cuando esa droga sale el área de influencia se va haciendo mucho más grande y es más difícil de atacar. Sabemos además que muchos insumos para elaborar cocaína se concentran en la zona de producción. No hay agroindustria en el mundo que pueda convertir una materia prima en el campo a 800 dólares el kilo.

El desarrollo debe ser consensuado. ¿Qué pasa cuando los campesinos se niegan a dejar de sembrar coca?
Desde el 2003 hemos logrado que 380 comunidades se incorporasen voluntariamente al programa de desarrollo alternativo. Esto equivale a 2 mil hectáreas e involucra a 38 mil familias. Hemos erradicado forzosamente 8.500 hectáreas, y hemos notado que donde el campesino siembra únicamente coca, es difícil que acepte un programa de desarrollo. Por ello, cuando se erradica, se va a otro lugar a sembrar.

Se acusa a Devida de rociar hongos y fumigar cocales, dejando los suelos estériles en el valle del Monzón.
En este caso, se aceptó iniciar un estudio a cargo de una institución neutral, que fue la Universidad Nacional Agraria de La Molina. Los mismos cocaleros los llevaron a los lugares que decían que habían sido dañados. El resultado fue que no había daño alguno.

La campaña mediática parece estar orientada a identificar la coca con la cocaína.
Nosotros estamos contra la coca empleada para hacer droga, no contra la empleada para uso tradicional. Nueve mil toneladas son de hoja legal. Estamos contra las más de 90 mil toneladas que van a la droga. Tratamos de diferenciar la hoja de las hojas, espero que el público lo entienda así.

Publicado en Punto.edu Número 33 año 1.

Ricardo Soberón

"Atacar a la hoja de coca para luchar contra el narcotráfico es contradictorio"

Especialista en el tema del uso tradicional de la coca expone sus puntos de vista sobre la lucha contra el narcotráfico y la hoja de coca.

¿Es correcto enfocar la lucha contra el narcotráfico desde la hoja de coca?
Pienso que es ineficaz aplicar todos los recursos hacia ese ámbito del problema. Lo que se debe hacer es administrar el problema de las drogas con coherencia incorporando también alcohol y tabaco, porque son los que mas muertes producen. Las prioridades de un país como el nuestro son atacar la pobreza rural, reducir la violencia urbana y allí es donde hay un problema de salud pública asociado al consumo de pasta básica de cocaína.

¿Qué tan legitima es la lucha contra la coca?
Desde que existe el ser humano sobre la tierra hace uso de sustancias psicoactivas. Mientras no entendamos que siempre tenemos que manejar ese problema, vamos a seguir creando mitos y situaciones que no se dan en la realidad. Atacar a la hoja de coca para luchar contra el narcotráfico es contradictorio.

¿Qué se debe hacer?
Ser conscientes de las limitaciones, de lo que se puede alcanzar en términos de control o manejo. En el Perú hay 34 mil detenidos en las 84 cárceles. De estos, siete mil 35 están por drogas. El patrón general es: joven, provinciano, con problemas por falta de trabajo a quienes se les ha encontrado pequeñas cantidades de droga. Con ello no se está combatiendo al crimen organizado, porque el embudo de la justicia peruana permite que los grandes no entren al sistema. Estamos congestionando el sistema con la mayor cantidad de gente que no tiene interés desde el punto de vista legal.

Pero se produce más coca desde la que se puede consumir legalmente.
Si lo vemos desde la perspectiva cultural, me quedo corto porque hablamos de tres o cuatro de cada diez hojas, qué está pasando con esas otras seis. Yo entiendo el problema de producción de coca para el narcotráfico como un problema resultante de los términos de intercambio internacional entre el comercio agrícola de Estados Unidos y Europa versus el intercambio agrícola de los pequeños campesinos de la Selva Alta articulados totalmente a la economía de las drogas porque esta sí es útil. Los narcotraficantes llegan a la chacra, pagan buenos precios, el proceso de dar valor agregado es rápido porque el proceso de secado, poza y de obtener el queso de pasta es rápido, y ya lo hacen muchos campesinos. Si quisieran integrarse a una cadena productiva legal, tendrían que sacar sus productos, pagar flete y no siempre les pagan lo que piden.

Devida tiene una campaña muy agresiva…
Devida es una institución mentirosa que habla con medias verdades porque sabe que esta equivocada y hace las cosas mal. La guerra contra las drogas es una farsa como la guerra contra el terror y quienes pagan esta guerra son 50 mil campesinos de la Selva Alta.

¿Qué debería hacer el Perú como Estado?
Recuperar autonomía frente a EEUU. Desde que llego Bush en 2001 hemos tratado de mantener la tarea bien hecha para que podamos firmar el TLC, ser buenos aliados de EE. UU. en el tema colombiano, la lucha contra el narcotráfico y seguir recibiendo 80 millones de dólares anuales.

No es sólo desligarse de EE. UU., sino enfocar de otra manera la lucha contra las drogas
Es poner las cosas claras, corresponsabilidades e igualdad de condiciones. El Perú produce 120 toneladas métricas de clorhidrato de cocaína, eso es cierto, pero EE. UU. consume gran parte consume gran parte de eso y paga 35 dólares el kilo. Sacando cifras, ningún producto, excepto el oroda tal rendimiento.

¿Qué le correspondería hacer a EE. UU.?
Evitar que entre cocaína en su país, que salgan productos químicos, que su sistema financiero no sea permeable al lavado de dinero y que esté dispuesto a que los productos alternativos a la hoja de coca ingresen al mercado norteamericano. El campesino de Apurímac necesita de su coca para pagar la pensión de sus hijos, para él no ha llegado ATPDEA, el TLC y no va a llegar. Una de mis previsiones es que de firmarse el TLC en las condiciones actuales, se estaría empujando a una gran parte de las comunidades andinas no sólo a la siembra de la coca, sino a sacar pasta básica a la costa y a las fronteras.

¿Qué políticas adoptar?
Se debe reconocer hasta donde podemos llegar. Ser selectivos con la represión: sólo detener a aquellos que lleven a debilitar a una grandes carteles organización internacional o nacional. Dejar de reprimir a los 50 mil productores de a Selva Alta. Llegar a acuerdos políticos y económicos que vayan de la mano con la regionalizacion. Que el manejo de la plata se haga con ellos. Acabar con Devida, que tiene un control cerrado y absoluto de las políticas y decisiones de presupuestos. En términos de política exterior le diríamos a la cancillería que negociemos la posición del Perú en ámbitos y foros internacionales a partir del tema de las drogas. El Perú esta capturando 20 toneladas métricas de cocaína anuales de las 120 que se producen.

¿Qué hacemos con los cultivos de coca?
Dejar de penalizar, dejar de fumigar, y permitir un mercado doméstico para consumos tradicionales. Dedicar fondos de Enaco para investigaciones científicas para generar combinados alimenticios con hoja de coca. Debemos recuperar el nivel de alimentación con los recursos naturales que nos da nuestro territorio y la coca es uno de ellos. Hacer un nuevo empadronamiento.

Usted propone un uso tradicional, ¿pero que hacemos con el excedente?
Se debe reducir los cultivos de manera concertada bajo el principio de que cada hectárea erradicada sea una hectárea desarrollada. La labor de policía se debe llevar a la poza de maceración. Entiendo que el campesino es el eslabón mas débil. Y como Estado debemos responder con el resto, hay que hacer pactos de reducción.

¿Es fácil que se pueda hacer el cambio y que los campesinos tengan una rentabilidad similar a la que les da la coca que va al narcotráfico?
No es fácil, pero es una de las pocas alternativas que tiene el Estado para recuperar la gobernabilidad en la Selva Alta y no dejarse ganar por Sendero Luminoso y los narcos. Debemos contar con el campesino como ciudadano, no excluirlo ni tratarlo como delincuente. Seguro que el boom de la coca y la cocaína puede hacer difícil que el campesino quiera dejarla, pero hay que ofrecer otras cosas, como ciudadanía, estabilidad, empoderamiento de derechos. La Selva Alta es la región menos civilizada en términos de Estado y construcción del poder. El narcotráfico es algo en lo que el Perú no podrá hacer mucho ya que el mercado es enorme.

Entonces ¿qué hacemos?
Esa es una pregunta de Estado a la que hay que responder ya. Yo empezaría por el artículo 8 de la Constitución que dice que el Estado lucha contra las drogas ilegales y regula las drogas legales. Si vamos a tratar las drogas, veamos cuales son las más peligrosas para la salud pública. Hay muertes por alcohol y cáncer al pulmón. Que problema de salud pública significa la marihuana. Seguro hay niveles de uso que llevan a un daño, igual con la cocaína. El artículo 8 que es más contradictorio y solapado

Estamos hablando de regular las drogas
Estoy pensando en ver regimenes diversos. Si en el circuito de narcotráfico soy suave con el ámbito de la producción y el consumo por ser los más débiles, soy duro con los carteles organizados. Es decir, no me lleno de mulas que se quieren ir por el Jorge Chávez.

¿Qué pasaría con el mundo andino sin la coca?
No estoy de acuerdo de quienes piensan en el mundo andino en proceso de reducción y asimilación e las practicas occidentales. Planteo que hay que respetar lo que queda del mundo andino como forma de cultura. En ese entendido, si desapareciera la hoja de coca, cambiarían los modos de producción. Seguramente le daría la estocada final al modo de vida comunal y perderíamos como país uno de los elementos que lo caracterizan

¿Qué le parece la campaña de Devida que identifica la coca con cocaína?
Perversa, ilegal, injusta, arbitraria, intolerante, dispendiosa. Devida comete muchos errores.

Fernando Rospigliosi

Ex Ministro del Interior e investigador del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) expone su punto de vista sobre la hoja de coca y la lucha contra el narcotráfico
¿Toda la hoja de coca va al narcotráfico?
La encuesta del INEI da un aproximado de 9,000 toneladas para el consumo tradicional y 110,000 toneladas de producción total, es decir que más del 90% va al narcotráfico. Para combatir el narcotráfico hay que usar una política integral, hay que hacer interdicción; es decir detener a la producción de cocaína que sale al exterior, detener la producción de cocaína y pasta básica que se consume, atacar a las bandas de narcotraficantes, detener los insumos químicos que sirven para la producción de pasta básica de cocaína y erradicar los cultivos ilegales. Hay que hacer todo eso simultáneamente. También hay programas de desarrollo alternativo para que los cocaleros puedan tener otras opciones.

Parece que el énfasis de toda la campaña contra el narcotráfico ha ido más que todo a los cultivos de coca
Todos los días hay noticias de decomisos de cocaína. En el Ministerio del Interior se creo, en agosto de 2003, el escuadrón verde dedicado exclusivamente para luchar contra los pequeños delitos y en particular a la microcomercialización. Hoy día se ha triplicado la fuerza del Escuadrón Verde. Decir que solo se ataca a la coca es una mentira de los narcotraficantes y de los dirigentes cocaleros que quieren impedir que se erradique la coca ilegal, que quieren seguir en el negocio de producción de pasta básica.

Respecto a la hoja de coca hay un problema en cuanto a los cultivos que se pueden sembrar alternativamente porque la coca en narcotráfico es mucho más rentable que cualquier otro producto.
Por eso hay que erradicar. No es un asunto de mercado. Ningún producto en el mundo va a producir más que la coca. Entonces, no se puede simplemente ofrecer una alternativa de un producto legal sino que tiene que decir “mira si tú no te pasas al producto legal, yo te voy a erradicar de todas maneras”. O sea tiene que haber coacción. Es igual que a un contrabandista. Jamás el contrabandista se va a pasar al negocio legal porque no paga impuestos, tiene mil ventajas. El otro argumento que se presenta es que si los cocaleros no sembraran coca se morirían de hambre. Eso es una mentira demostrada. En el Perú, en el año 1992 había 130,000 hectáreas de coca. En el año 2000 o 2001 había 30,000 aproximadamente. En ese lapso disminuyeron 100,000 hectáreas de coca. El 75% de las hectáreas sembradas de coca desaparecieron del Perú. ¿Por qué? Simplemente porque los narcotraficantes colombianos empezaron a producir su propia coca. Entonces ya no necesitaban tanta materia prima del Perú. ¿Hubo hambruna en el Perú?¿Alguien se murió de hambre? No pasó nada. ¿Qué hicieron los que producían coca? Se dedicaron a otras cosas. Se dedicaron a producir otras cosas, a otros oficios. Simplemente cambió la producción el 65% de las áreas sembradas de coca y no pasó nada. O sea eso que dicen que no pueden cambiar es mentira. Obviamente es muchísimo más rentable producir, como está produciendo ahora, un kilo de pasta básica de cocaína, que se puede vender a 400 dólares. Un número apreciable de productores de hojas de coca, no sólo producen hojas de coca sino también pasta básica de cocaína.

¿No se debería mejorar la forma en que se plantean los cultivos alternativos? El narcotráfico es más rentable porque tenemos un producto que se siembra, se procesa, se vende como pasta básica, en la chacra. En cambio, comercializar un producto legal significa sacarlo al mercado, negociar precios y precios no tan altos.
Para eso no hay solución. Por ejemplo, el negocio más rentable es asaltar y robar bancos. En un día robo un millón de dólares en un banco. ¿Está bien asaltar bancos? No. O sea no hay ningún cultivo en el mundo que se aplique la técnica más espectacular que pueda competir con una droga. No hay.

¿No se podría dar a los cocaleros mejores condiciones de vida?
Eso es lo que se hace. Los programas de desarrollo alternativo no son plantarles otro cultivo. Se construyen postas médicas, se construyen escuelas, se construyen carreteras y todo eso. Hay recursos limitados, pero en las zonas de coca los campesinos reciben la ayuda más grande que todos los campesinos del Perú, lo cuál también es injusto. Porque los campesinos que producen papa en Huancavelica o en Ayacucho no reciben la ayuda que reciben los cocaleros, en ningún caso. Hay como 100 millones de dólares o más cada año que vienen de cooperación internacional. El Estado Peruano no invierte un centavo. Ahora se va a inaugurar una carretera en la zona de Juanjuy, una carretera con ayuda internacional. En todas estas zonas hay estos programas de desarrollo alternativo que nos ayude a construir postas médicas para mejorar el nivel de vida del campesino. No solamente darle un cultivo. Además los programas se han mejorado en el sentido que ahora se busca primero un mercado. Antes se decía bueno hay que producir tal producto y a veces no había mercado para ese producto. Ahora primero se consigue mercado. Entonces si Wong va a vender piñas, empiezan a producir piñas y ya tienen un mercado asegurado. Es decir, ya más ayuda que esa no puede haber. Lo que pasa es que el negocio ilegal es siempre más rentable y ahora se ha sumado un problema adicional que es el terrorismo. Hoy día, en este mes acaban de ocurrir dos hechos: uno en la zona del Alto Huallaga, en Yanajanca, un grupo de trabajadores del programa de desarrollo alternativo fueron secuestrados durante todo un día por Sendero Luminoso. Les dijeron si ustedes regresan los matamos. Mucha gente no va a regresar, obviamente. Porque no quieren programas de desarrollo alternativo. Naturalmente la gente se asusta porque sabe que Sendero los puede matar y que el Estado no les da protección.

¿Qué le parece la campaña de Devida que apunta a identificar la cocaína con la hoja de coca?
Muchas veces las campañas que se hacen no son muy adecuadas. Pero lo que es obvio es que el 90% de la producción de hoja de coca va para la industria y toda esta historia que dicen que las hojas sagradas son un cuento para encubrir el narcotráfico. Eso está clarísimo. Porque no dicen que el maíz es sagrado o la papa.

El maíz o la papa no están siendo erradicados
No están siendo erradicados porque no van al narcotráfico. Son insumos legales. Nadie discute y nadie duda que la coca es un producto tradicional que los cacchadores de coca chacchan... eso no está en discusión. Para qué hacer todo este lío. ¿Por qué?

Parecería que la campaña apunta a que se elimine totalmente la coca.
Esa es una mentira. Nadie pretende eliminar la coca en el Perú. El consumo tradicional de hoja de coca ha venido disminuyendo por razones obvias: cuando hay un proceso de urbanización, como ha habido en el Perú en los últimos 50 años, la gente que pasa del campo a la ciudad deja de chacchar coca. De acuerdo a un estudio que hicimos en el IEP sobre cachadores tradicionales, estos son solo un millón de personas, que son más atrasados con menor educación y menores ingresos que viven en las zonas más altas. Conforme la gente va dejando esos lugares y va mejorando su nivel de vida deja de chacchar coca de manera habitual. El 80% de la coca tradicional es consumida por chacchadores eventuales. El 20% se distribuye en cacchadores no habituales sino que chacchan una o dos veces al año. Lo que pasa es que los narcotraficantes y sus aliados usan ese problema como si ese fuera tema.

¿Son los campesinos cocaleros manipulados por los narcotraficantes?
No son manipulados, son cómplices. Bueno muchísimos de ellos producen pasta básica de cocaína, ellos saben perfectamente. Hubo un video donde la dirigente cocalera Nancy Obregón lo dice explícitamente. Aquellos que conocen Monzón, el Alto Huallaga, los Valles del Río Apurímac saben que está plagado de pozas de maceración y ahí nadie chaccha coca, dicho sea de paso. Lo hacen cuando van los periodistas se ponen un par de hojas de coca para la foto y nada más.

¿Y eso no puede ser un modo de subsistencia como reacción a la ausencia del Estado?
Lo es en la misma medida que el contrabando o como la cantidad de delitos que se cometen en Lima. Pero no por eso no podemos a permitirlo. Por el contrario, hay que cambiarlo. Pero hay gente que se opone y el Estado es muy débil, ese es el gran problema.

¿Qué reformas se deberían hacer en la lucha contra el narcotráfico en el campo de la hoja de coca?
El Estado debería intensificar lo que hace. La corrupción que hay con respecto al narcotráfico es muy grande, en todas en zonas cocaleras tenemos alcaldes, autoridades, presidentes regionales, jueces comprados por el narcotráfico. Hay mucha plata en juego. Debería haber más interés del Estado y de los políticos. Desgraciadamente no lo hay, no le dan la más mínima importancia a un problema tan grave. El asunto queda ahí en manos de la cooperación internacional y de quien se quiera interesar.

Hay mucho dinero de Estados Unidos que entra para combatir el narcotráfico...
De Estados Unidos, de la Unión Europea, de Naciones Unidas. Los programas de Desarrollo Alternativo son íntegramente financiados por la cooperación internacional.

Muchos sectores sostienen que esta lucha contra el narcotráfico y la hoja de coca es una excusa de Estados Unidos para poder intervenir países como el plan Colombia, poner sus bases militares de repente en la selva peruana
A Estados Unidos no le importa intervenir en países que no tienen importancia ni estratégica ni económica. Es al revés. El problema para ellos es la droga. Si Estados Unidos no tuviera el problema de la cocaína, si la cocaína fuera al Asia, Estados Unidos no pondría un dólar en esto ni les interesaría el problema y ya estaríamos completamente dominados por el narcotráfico. No es malo que a Estados Unidos le interese el problema porque eso hace que se preocupen. No es que el narcotráfico sea un pretexto, es el tema. Sin eso no moverían un dedo. Todo es función de sus intereses. Así de sencillo.

Pero Estados Unidos está tratando de suscribir un TLC con Sudamérica digamos que tampoco es una región poco influyente.
Desgraciadamente yo creo que América Latina le interesa cada vez menos a Estados Unidos. Ellos no están poniendo demasiado interés. No me sorprendería que el algún momento ya se cansen de esta historia y vayan quitando incluso la ayuda antinarcóticos y se dediquen a vigilar sus fronteras y hacer campañas en contra del consumo de las drogas allá. Y ahí si que vamos a tener un grave problema nosotros.

¿Corremos el riesgo de convertirnos en un país cocalero?
No. Corremos el riesgo de convertirnos en un narco estado, o sea un país dominado por narcotraficantes, lo que le pasó a Bolivia a principios de los años 80 que el narcotráfico dominaba el país. O lo que ocurrió en Colombia, hasta antes del Plan Colombia que grandes zonas del país estaban fuera del control del Estado y bajo el control del narcotráfico y de la FARC. Eso podría ocurrir si se baja la guardia, si se deja de combatir el narcotráfico, si se deja erradicar, si se deja de hacer las cosas que se están haciendo.

Entonces la política contra el narcotráfico está yendo bien
Sí. Es una política de contención. Digamos esa guerra no se va a ganar. Tampoco se está perdiendo ahora, pero se podría perder. Pero es muy difícil acabar con un negocio tan grande desde un país tan pequeño, que no tiene control de su territorio. Ese es el punto básico.