Ex Ministro del Interior e investigador del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) expone su punto de vista sobre la hoja de coca y la lucha contra el narcotráfico
¿Toda la hoja de coca va al narcotráfico?
La encuesta del INEI da un aproximado de 9,000 toneladas para el consumo tradicional y 110,000 toneladas de producción total, es decir que más del 90% va al narcotráfico. Para combatir el narcotráfico hay que usar una política integral, hay que hacer interdicción; es decir detener a la producción de cocaína que sale al exterior, detener la producción de cocaína y pasta básica que se consume, atacar a las bandas de narcotraficantes, detener los insumos químicos que sirven para la producción de pasta básica de cocaína y erradicar los cultivos ilegales. Hay que hacer todo eso simultáneamente. También hay programas de desarrollo alternativo para que los cocaleros puedan tener otras opciones.
Parece que el énfasis de toda la campaña contra el narcotráfico ha ido más que todo a los cultivos de coca
Todos los días hay noticias de decomisos de cocaína. En el Ministerio del Interior se creo, en agosto de 2003, el escuadrón verde dedicado exclusivamente para luchar contra los pequeños delitos y en particular a la microcomercialización. Hoy día se ha triplicado la fuerza del Escuadrón Verde. Decir que solo se ataca a la coca es una mentira de los narcotraficantes y de los dirigentes cocaleros que quieren impedir que se erradique la coca ilegal, que quieren seguir en el negocio de producción de pasta básica.
Respecto a la hoja de coca hay un problema en cuanto a los cultivos que se pueden sembrar alternativamente porque la coca en narcotráfico es mucho más rentable que cualquier otro producto.
Por eso hay que erradicar. No es un asunto de mercado. Ningún producto en el mundo va a producir más que la coca. Entonces, no se puede simplemente ofrecer una alternativa de un producto legal sino que tiene que decir “mira si tú no te pasas al producto legal, yo te voy a erradicar de todas maneras”. O sea tiene que haber coacción. Es igual que a un contrabandista. Jamás el contrabandista se va a pasar al negocio legal porque no paga impuestos, tiene mil ventajas. El otro argumento que se presenta es que si los cocaleros no sembraran coca se morirían de hambre. Eso es una mentira demostrada. En el Perú, en el año 1992 había 130,000 hectáreas de coca. En el año 2000 o 2001 había 30,000 aproximadamente. En ese lapso disminuyeron 100,000 hectáreas de coca. El 75% de las hectáreas sembradas de coca desaparecieron del Perú. ¿Por qué? Simplemente porque los narcotraficantes colombianos empezaron a producir su propia coca. Entonces ya no necesitaban tanta materia prima del Perú. ¿Hubo hambruna en el Perú?¿Alguien se murió de hambre? No pasó nada. ¿Qué hicieron los que producían coca? Se dedicaron a otras cosas. Se dedicaron a producir otras cosas, a otros oficios. Simplemente cambió la producción el 65% de las áreas sembradas de coca y no pasó nada. O sea eso que dicen que no pueden cambiar es mentira. Obviamente es muchísimo más rentable producir, como está produciendo ahora, un kilo de pasta básica de cocaína, que se puede vender a 400 dólares. Un número apreciable de productores de hojas de coca, no sólo producen hojas de coca sino también pasta básica de cocaína.
¿No se debería mejorar la forma en que se plantean los cultivos alternativos? El narcotráfico es más rentable porque tenemos un producto que se siembra, se procesa, se vende como pasta básica, en la chacra. En cambio, comercializar un producto legal significa sacarlo al mercado, negociar precios y precios no tan altos.
Para eso no hay solución. Por ejemplo, el negocio más rentable es asaltar y robar bancos. En un día robo un millón de dólares en un banco. ¿Está bien asaltar bancos? No. O sea no hay ningún cultivo en el mundo que se aplique la técnica más espectacular que pueda competir con una droga. No hay.
¿No se podría dar a los cocaleros mejores condiciones de vida?
Eso es lo que se hace. Los programas de desarrollo alternativo no son plantarles otro cultivo. Se construyen postas médicas, se construyen escuelas, se construyen carreteras y todo eso. Hay recursos limitados, pero en las zonas de coca los campesinos reciben la ayuda más grande que todos los campesinos del Perú, lo cuál también es injusto. Porque los campesinos que producen papa en Huancavelica o en Ayacucho no reciben la ayuda que reciben los cocaleros, en ningún caso. Hay como 100 millones de dólares o más cada año que vienen de cooperación internacional. El Estado Peruano no invierte un centavo. Ahora se va a inaugurar una carretera en la zona de Juanjuy, una carretera con ayuda internacional. En todas estas zonas hay estos programas de desarrollo alternativo que nos ayude a construir postas médicas para mejorar el nivel de vida del campesino. No solamente darle un cultivo. Además los programas se han mejorado en el sentido que ahora se busca primero un mercado. Antes se decía bueno hay que producir tal producto y a veces no había mercado para ese producto. Ahora primero se consigue mercado. Entonces si Wong va a vender piñas, empiezan a producir piñas y ya tienen un mercado asegurado. Es decir, ya más ayuda que esa no puede haber. Lo que pasa es que el negocio ilegal es siempre más rentable y ahora se ha sumado un problema adicional que es el terrorismo. Hoy día, en este mes acaban de ocurrir dos hechos: uno en la zona del Alto Huallaga, en Yanajanca, un grupo de trabajadores del programa de desarrollo alternativo fueron secuestrados durante todo un día por Sendero Luminoso. Les dijeron si ustedes regresan los matamos. Mucha gente no va a regresar, obviamente. Porque no quieren programas de desarrollo alternativo. Naturalmente la gente se asusta porque sabe que Sendero los puede matar y que el Estado no les da protección.
¿Qué le parece la campaña de Devida que apunta a identificar la cocaína con la hoja de coca?
Muchas veces las campañas que se hacen no son muy adecuadas. Pero lo que es obvio es que el 90% de la producción de hoja de coca va para la industria y toda esta historia que dicen que las hojas sagradas son un cuento para encubrir el narcotráfico. Eso está clarísimo. Porque no dicen que el maíz es sagrado o la papa.
El maíz o la papa no están siendo erradicados
No están siendo erradicados porque no van al narcotráfico. Son insumos legales. Nadie discute y nadie duda que la coca es un producto tradicional que los cacchadores de coca chacchan... eso no está en discusión. Para qué hacer todo este lío. ¿Por qué?
Parecería que la campaña apunta a que se elimine totalmente la coca.
Esa es una mentira. Nadie pretende eliminar la coca en el Perú. El consumo tradicional de hoja de coca ha venido disminuyendo por razones obvias: cuando hay un proceso de urbanización, como ha habido en el Perú en los últimos 50 años, la gente que pasa del campo a la ciudad deja de chacchar coca. De acuerdo a un estudio que hicimos en el IEP sobre cachadores tradicionales, estos son solo un millón de personas, que son más atrasados con menor educación y menores ingresos que viven en las zonas más altas. Conforme la gente va dejando esos lugares y va mejorando su nivel de vida deja de chacchar coca de manera habitual. El 80% de la coca tradicional es consumida por chacchadores eventuales. El 20% se distribuye en cacchadores no habituales sino que chacchan una o dos veces al año. Lo que pasa es que los narcotraficantes y sus aliados usan ese problema como si ese fuera tema.
¿Son los campesinos cocaleros manipulados por los narcotraficantes?
No son manipulados, son cómplices. Bueno muchísimos de ellos producen pasta básica de cocaína, ellos saben perfectamente. Hubo un video donde la dirigente cocalera Nancy Obregón lo dice explícitamente. Aquellos que conocen Monzón, el Alto Huallaga, los Valles del Río Apurímac saben que está plagado de pozas de maceración y ahí nadie chaccha coca, dicho sea de paso. Lo hacen cuando van los periodistas se ponen un par de hojas de coca para la foto y nada más.
¿Y eso no puede ser un modo de subsistencia como reacción a la ausencia del Estado?
Lo es en la misma medida que el contrabando o como la cantidad de delitos que se cometen en Lima. Pero no por eso no podemos a permitirlo. Por el contrario, hay que cambiarlo. Pero hay gente que se opone y el Estado es muy débil, ese es el gran problema.
¿Qué reformas se deberían hacer en la lucha contra el narcotráfico en el campo de la hoja de coca?
El Estado debería intensificar lo que hace. La corrupción que hay con respecto al narcotráfico es muy grande, en todas en zonas cocaleras tenemos alcaldes, autoridades, presidentes regionales, jueces comprados por el narcotráfico. Hay mucha plata en juego. Debería haber más interés del Estado y de los políticos. Desgraciadamente no lo hay, no le dan la más mínima importancia a un problema tan grave. El asunto queda ahí en manos de la cooperación internacional y de quien se quiera interesar.
Hay mucho dinero de Estados Unidos que entra para combatir el narcotráfico...
De Estados Unidos, de la Unión Europea, de Naciones Unidas. Los programas de Desarrollo Alternativo son íntegramente financiados por la cooperación internacional.
Muchos sectores sostienen que esta lucha contra el narcotráfico y la hoja de coca es una excusa de Estados Unidos para poder intervenir países como el plan Colombia, poner sus bases militares de repente en la selva peruana
A Estados Unidos no le importa intervenir en países que no tienen importancia ni estratégica ni económica. Es al revés. El problema para ellos es la droga. Si Estados Unidos no tuviera el problema de la cocaína, si la cocaína fuera al Asia, Estados Unidos no pondría un dólar en esto ni les interesaría el problema y ya estaríamos completamente dominados por el narcotráfico. No es malo que a Estados Unidos le interese el problema porque eso hace que se preocupen. No es que el narcotráfico sea un pretexto, es el tema. Sin eso no moverían un dedo. Todo es función de sus intereses. Así de sencillo.
Pero Estados Unidos está tratando de suscribir un TLC con Sudamérica digamos que tampoco es una región poco influyente.
Desgraciadamente yo creo que América Latina le interesa cada vez menos a Estados Unidos. Ellos no están poniendo demasiado interés. No me sorprendería que el algún momento ya se cansen de esta historia y vayan quitando incluso la ayuda antinarcóticos y se dediquen a vigilar sus fronteras y hacer campañas en contra del consumo de las drogas allá. Y ahí si que vamos a tener un grave problema nosotros.
¿Corremos el riesgo de convertirnos en un país cocalero?
No. Corremos el riesgo de convertirnos en un narco estado, o sea un país dominado por narcotraficantes, lo que le pasó a Bolivia a principios de los años 80 que el narcotráfico dominaba el país. O lo que ocurrió en Colombia, hasta antes del Plan Colombia que grandes zonas del país estaban fuera del control del Estado y bajo el control del narcotráfico y de la FARC. Eso podría ocurrir si se baja la guardia, si se deja de combatir el narcotráfico, si se deja erradicar, si se deja de hacer las cosas que se están haciendo.
Entonces la política contra el narcotráfico está yendo bien
Sí. Es una política de contención. Digamos esa guerra no se va a ganar. Tampoco se está perdiendo ahora, pero se podría perder. Pero es muy difícil acabar con un negocio tan grande desde un país tan pequeño, que no tiene control de su territorio. Ese es el punto básico.