“El 80% de los delitos en el Perú son cometidos por gente adicta”
Gerente general de Devida responde a interrogantes sobre la lucha contra el narcotráfico.
¿Por qué se debe eliminar la hoja de coca?
Cuando hablamos de la lucha contra las drogas, nos referimos no sólo a la proveniente de la hoja de coca, sino a muchas drogas. En los años ochenta tuvimos 130 mil hectáreas de hoja de coca y fuimos el primer productor del mundo. Esta época coincide con la aparición de Sendero Luminoso y se encontró que existía una articulación entre el narcotráfico y los grupos armados. A más hoja de coca, más presencia terrorista. Devida ha hecho un estudio que arroja como resultado que el 92% de las hojas de coca van al narcotráfico.
Se dice que esta lucha contra la hoja de coca obedece a presiones de países como Estados Unidos, que financian esta campaña.
Es una decisión interna por los daños que causó la droga como financiamiento a los grupos terroristas en los años ochenta, que causaron pérdidas de 27 mil millones de dólares. Conociendo ese diagnóstico, debemos hacerle frente al narcotráfico, que significa enfrentar a la droga, lo que a su vez implica hacerle frente a la hoja de coca que se convierte en droga. La hoja de coca es quizá el insumo más importante. Nuestro país, además de ser productor, se ha convertido en consumidor. En el 2002 llegamos a tener 40 mil adictos, y la tasa anual aumenta en 5%. La edad de consumo ha bajado a 12 o 13 años, cuando antes era 16. La adicción daña a la familia y a la sociedad. La policía indica que el 80% de los delitos en el Perú son cometidos por gente adicta.
En la cadena del narcotráfico, los campesinos son la parte más débil.
Lo que sucede es que, actualmente, al lado de los sembríos están las pozas de maceración y, en algunos casos, hasta laboratorios para hacer cocaína. En estos puntos se identifica más claramente el problema, pues cuando esa droga sale el área de influencia se va haciendo mucho más grande y es más difícil de atacar. Sabemos además que muchos insumos para elaborar cocaína se concentran en la zona de producción. No hay agroindustria en el mundo que pueda convertir una materia prima en el campo a 800 dólares el kilo.
El desarrollo debe ser consensuado. ¿Qué pasa cuando los campesinos se niegan a dejar de sembrar coca?
Desde el 2003 hemos logrado que 380 comunidades se incorporasen voluntariamente al programa de desarrollo alternativo. Esto equivale a 2 mil hectáreas e involucra a 38 mil familias. Hemos erradicado forzosamente 8.500 hectáreas, y hemos notado que donde el campesino siembra únicamente coca, es difícil que acepte un programa de desarrollo. Por ello, cuando se erradica, se va a otro lugar a sembrar.
Se acusa a Devida de rociar hongos y fumigar cocales, dejando los suelos estériles en el valle del Monzón.
En este caso, se aceptó iniciar un estudio a cargo de una institución neutral, que fue la Universidad Nacional Agraria de La Molina. Los mismos cocaleros los llevaron a los lugares que decían que habían sido dañados. El resultado fue que no había daño alguno.
La campaña mediática parece estar orientada a identificar la coca con la cocaína.
Nosotros estamos contra la coca empleada para hacer droga, no contra la empleada para uso tradicional. Nueve mil toneladas son de hoja legal. Estamos contra las más de 90 mil toneladas que van a la droga. Tratamos de diferenciar la hoja de las hojas, espero que el público lo entienda así.
Publicado en Punto.edu Número 33 año 1.
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