Vicerrector académico de la PUCP y ex Ministro de Educación habla sobre la necesidad de las universidades por hacerse un espacio en la comunidad internacional.
¿La internacionalización es sólo una cuestión de imagen?
No, en primer lugar, hoy en día hay estándares internacionales de educación por los que ya somos comparados con universidades de todo el mundo. Una segunda razón es que la movilidad de los profesionales ya es internacional; entonces, la universidad en la que estudiaron debe tener un reconocimiento internacional. La tercera razón es que el conocimiento evoluciona mucho más rápido que antes. Desde el inicio de la humanidad hasta 1900, la cantidad de conocimiento era mucho menor a la que se ha acumulado en el siglo XX. Eso hace que haya que compartir el conocimiento. La universidad que no colabora internacionalmente se queda atrás.
Se dice que el nivel educativo peruano es bajo. ¿Nuestras universidades están listas para internacionalizarse?
Existen bajos niveles en la educación primaria y secundaria; claro, no es el caso de ciertos colegios ni de algunas universidades. La PUCP, por ejemplo, es la número 321 entre 10 mil universidades en el mundo según el diario Times de Londres. Si elaboramos un ranking de cuánto gastan todas esas universidades, podríamos constatar que no somos la número 300, estamos mucho más abajo. Eso quiere decir que hacemos bien las cosas. En segundo lugar, cuando nuestros alumnos viajan a Europa, Estados Unidos y al Asia para hacer algún postgrado, no tienen dificultades para desempeñarse. No somos los únicos, hay otras universidades en el Perú y América Latina que lo hacen, aunque quizá no sean la mayoría. Cuando se trabaja en serio se puede tener calidad con recursos limitados.
Uniformar los sistemas, como propone el acuerdo de la Reforma de Bolonia de 1999, si bien tiene aspectos positivos también puede eliminar las virtudes de ciertos sistemas.
La internacionalización no significa diluirse en lo internacional. Debemos ser peruanos y saber que eso es parte de la universidad. El acuerdo de Bolonia tiene como eje la equivalencia de cursos en cuanto a los créditos. Estos se contabilizan por el tiempo que los alumnos están en clase más las horas dedicadas al curso en bibliotecas o en casa. Lo esencial es que haya una equivalencia de trabajo, porque eso es lo importante cuando piensas en colaborar con otras universidades.
¿Se requeriría una gran reforma en caso que debamos asumir el patrón de Bolonia?
Para nosotros no sería problema, en caso de que tengamos la necesidad. Esto sería imposible en una universidad que no tiene biblioteca, por ejemplo. Nosotros estamos insertados en los estándares de calidad que nos permiten acomodarnos. Esto requiere esfuerzo, inversión y una política de internacionalización. Nuestros egresados son recibidos en las mejores universidades del mundo.
¿Qué papel juega la tecnología?
La tecnología ayuda a comunicarnos. Actualmente podemos hacer cosas que eran imposibles cuando no había computadora. Existe una potencialidad mucho mayor si consideramos la información que hay en Internet y más aún con la RAAP, que preside nuestra Universidad. Es una gran revolución. Sin embargo, lo más importante es que el ser humano piense.
¿Cuáles son los próximos pasos?
La internacionalización es un proceso. Estamos en contacto con muchas universidades y ligas universitarias, seleccionamos las que nos interesan más. Tenemos profesores formándose constantemente en el exterior, buscando estándares internacionales permanentemente y corregimos nuestros defectos. El punto de partida para nosotros es enseñar bien y tener buenos académicos y profesionales.
Publicado en Punto.edu Número 32 año 1.