Monday, July 31, 2006

Santiago Roncagliolo

¿Por qué decidiste salir del país?
Quería ser escritor. Era bastante iluso y no tenía mucha idea de la realidad. Pero tenía 25 años y es una edad en la que ya sabes cómo va a ser tu vida, pero no tienes ninguna atadura. No tienes hipoteca ni hijos. Entonces puedes arriesgarte y supongo que fue una apuesta arriesgada. Ahora pienso que salió bien pero no fue así los primeros años.

¿Es difícil ser escritor en el Perú?
Tan difícil como serlo en España. Creo que es importante publicar en España si quieres que tu trabajo se internacionalice. Pero no creo que sea imprescindible residir físicamente en España. Bayly ganado el premio Planeta viviendo en Miami. (No se me ocurre nada más antiliterario que Miami). Ya el negocio no necesita tu presencia física. Los libros circulan solos.

Pero hay una larga tradición de escritores como Ribeyro, Bryce o Vargas Llosaque han salido del país para desarrollarse mejor.
Sí, pero era otro mundo. Las cosas se han complicado por lo difícil que es ser inmigrante. Tienes que sacar papeles, no eres tan bien recibido, no estas de moda, tienes que pelear para existir legalmente. Creo que los costos y los beneficios han cambiado de proporción desde la época que en fueron Bryce o Vargas Llosa.

En los últimos tiempos hay escritores jóvenes que se han desarrollado más con editoriales como Estruendomudo
Precisamente, iba a mencionarte Estruendomudo que está dando salida a muchos autores nuevos buenos con buenas ediciones. Creo que hay un movimiento muy interesante que no había en la época que yo me fui. Tenemos a Ezio Neyra, Eduardo Castañeda y también mucha gente de no ficción como Daniel Titinger, Sergio Vilela, Toño Angulo. De haber habido esta actividad hace unos años probablemente me habría replanteado si irme o no. En esa época había tres editoriales y me rechazaron. No había más que hacer al respecto.

Mario Montalbetti decía que la nueva narrativa no era tan buena como la poesía. ¿Qué te parece esto?
Soy muy escéptico respecto de esta división entre buenos y malos. Lo que hay son autores buscando voces diferentes, haciendo trabajos distintos que conectan con distintos grupos de lectores.

Ya casi nadie quiere escribir cuentos ¿Crees que este género se ha devaluado?
Casi nadie quiere publicarlos. En España el problema es peor que en América Latina. Los lectores quieren consumir novelas y los cuentos se venden menos. Yo publiqué un libro de cuentos pero también funcionaba como novela porque eran episódicos. Pero ya no me acuerdo en este momento cómo se escribe. Escribo novelas y voy a seguir haciéndolo. Me parece ahí he encontrado el espacio que me interesa. Y eso es una suerte, porque publicar los cuentos es realmente complicado.

Ha habido también muchos cuentistas cuando incursionan en la novela después no pueden volver a escribir cuentos como antes
No veo ningún ejemplo.

Me refiero a la calidad, la perfección. Porque el cuento es un género que se define como un género perfecto donde todo es compacto. La novela quizá te deja, no es tan perfecta como el cuento.
Ese es un sentido de perfección muy calcado de la poesía. Me parece un concepto casi teológico de la literatura. Afortunadamente la literatura es una actividad humana y por lo tanto es imperfecta siempre. Y más vale que sea así porque si hubiese una perfección habría manera de alcanzarla, habría manera de ejecutar cuentos con ciertas normas y hacer cuentos perfectos. Entonces sería francamente aburrido leer cuentos.

¿Cómo crees que los blogs han potenciado la creación y la crítica literaria?
Yo creo que han potenciado que la gente busque voces. Lo bueno del blog es que no tiene los límites de un periódico. En un periódico hay una línea editorial y una serie de géneros. En el blog es una voz. Pones lo que quieres. La gente que busca blogs busca una voz que le interesa. Más allá de las restricciones de los medios de prensa donde no siempre no puedes poner lo que quieres de un libro u otro. Y en ese sentido creo que ha popularizado la literatura. Ha permitido que cualquier persona pueda encontrar la voz que le interesa y eso nos pone a todos mucho más en contacto. Yo creo que globaliza también nuestra lectura de la literatura.

¿Cómo defines tu experiencia como bloguer?
Muy interesante creativamente porque me permite sistematizar, observar y me obliga a pensar en todo lo que veo. Me obliga que cada película, cada libro, cada viaje se convierta en una historia o en una reflexión. Eso es agotador. Pero va a terminar por ser a la vez un diario, un cuaderno de apuntes de viaje, como instantáneas de toda Hispanoamérica con pequeños detalles que hablan de esas sociedades. Y un retrato dialogado en que los lectores intervienen.

¿Cómo es la respuesta de tus lectores?
A menudo me sugieren donde puedo ir. En cada país opinan, corrigen cosas que quizás yo no tengo tiempo de haber ajustado. O sea que es un diario que va dialogando con sus lectores. Eso es muy interesante, muy particular. Es algo nuevo a lo que un escritor no había estado expuesto antes.

También hay comentarios poco amables…
Hay gente que escribe sólo para insultarme pero me parece que es lo democrático. La gente tiene que tener derecho a decirme lo que quiera. De hecho yo creo que sería muy saludable que muchos de nuestros políticos se sometiesen a una sesión diaria de insultos y lo llevasen con la elegancia que lo llevo yo.

También hay bastante mala leche, ¿no?
Sí claro. Pero si no estás dispuesto a la mala leche no te metas. Es decir sabes a qué te expones.

Pero pareciera que esto predomina sobre los intentos de escribir
No lo creo. En mi propio blog yo echo de menos los insultos que antes había. Los que insultaban ya se cansaron. Algunos lo hacían con mucha gracia. Conforme pasa el tiempo tienden a quedarse sólo lo que siguen tu trabajo y quieren aportan algo. La gente incluso es cariñosa pero en el blog puedes ocultar tu identidad, lo cual es una invitación a que saques lo que no puedes decir cara descubierta. Forma parte del espacio.

Se dice que el peruano tiene una fuerte tendencia a tratar de bajar al que puede resaltar de alguna manera
Eso sucede en los medios literarios pequeños como el peruano y como la mayor parte de los medios latinoamericanos, yo cada vez que estoy viajando descubro que es muy difícil reunirte con los escritores porque todos están peleados. Otros se mandan indirectas y es incómodo. Creo que eso se debe a que son medios pequeños y entonces todo el mundo trata de empujar a cada uno para situarse. En España ocurre exactamente lo contrario. Es un medio muy grande. Entonces nunca sabes si te peleas con alguien y al día siguiente se gana el Premio Planeta. La gente es hipócritamente amable. Aún cuando debería pelearse no se pelea.

¿La discusión entre criollos y andinos, así como las argollas de los que se habla en blogs de literatura delata una falta de inclusión?
La disputa de los criollos y los andinos viene de largo y viene de la oposición entre la literatura de Arguedas y Vargas Llosa que han sido los ejes de la literatura capitalina o costeña y la andina. Yo he aprendido que el Perú no es uno u otro. Sino el encontronazo constante entre ambos. La esencia del Perú es ese desacuerdo permanente y profundo pero creo que tiene manifestaciones literarias interesantes y no hay porque discutirlo. Es decir, cada quien describe el país que ve y es interesante que se lo escriban todos. Sería un país mutilado si hubiese que escoger entre uno u otro. No veríamos la realidad. Y si vamos a discutir yo creo que hay un problema político y un problema social muy gordo entre ambos sectores. Pero realmente los escritores no son los principales perjudicados, y muchas veces las disputas se han llevado a un nivel tan personal que más bien ha servido para ocultar el verdadero problema que hay detrás que es el que en efecto Lima y la costa marginan a las zonas de la sierra. No a los escritores, a todos los que viven fuera de la órbita de la capital.

Es realmente cierto este tema de las argollas, que hay un grupo de escritores que son amigos y se citan entre ellos, entrevistan entre ellos…
No lo sé. Me es indiferente porque no pertenezco a ninguna y tampoco quiero pertenecer. Cuando vengo a Lima me gusta ver a mis amigos que no tienen nada que ver con la literatura. No formo parte de ninguna propuesta literaria colectiva. Yo hago lo que a mí me interesa y creo que en general tengo buenas relaciones con todo el mundo.

¿Pensabas que Abril Rojo iba a ganar el premio Alfaguara?
No. Sentía que esta novela estaba demasiado cerca de la anterior. Seguíamos trabajando con Pudor que se traducía y reeditándose. Como había tiempo decidí mandar Abril Rojo con la esperanza de que a alguno de los jurados le pareciese interesante y promoviese su publicación. El premio Alfaguara se le había dado a gente con mucha trayectoria, no esperaba que me tocase a mí.

Tu rutina ha cambiado bastante.
La cantidad de trabajo se ha multiplicado. Creo que la gira del premio Alfaguara es la borrachera más grande de mi vida. Pero también creo que esa gira es lo mejor del premio porque te permite un privilegio que es conocer toda Hispanoamérica, hablar con los lectores. Y eso es un privilegio, es una oportunidad de conocimiento gigantesca y agotadora.

¿Cómo ha sido ese encuentro?
La gente ha sido muy cariñosa. Creo porque yo no le digo a la gente qué es lo que debería pensar y no creo en la imagen de lo intelectual con una persona que está por encima de la realidad juzgando si la realidad está bien o mal. Creo que los escritores han sido tan distantes respecto de la gente que resultó cercano por contraste y eso ha hecho que la gente me trate con mucho cariño. Yo soy periodista también, entonces estar del otro lado es exótico. En México encontré un amigo de infancia, yo crecí en México y fui a un programa de televisión y dije si usted se llama Eduardo Suárez, usted es mi amigo y lo estoy buscando. Y apareció, lo encontré. Y trato de divertirme y de pasarla bien en la gira y en contacto con la gente y los lectores.

¿Los premios o el mercado pueden determinar la forma de escribir?
Bueno dice mucho pero me pregunto cómo se hace eso. Si eres capaz de escribir para un premio o para el mercado podrías vender la fórmula. Ni siquiera los editores saben qué es lo que va a vender. Los libros premiados muchas veces son fracasos económicos. A mi me encantaría escribir para vender pero no puedo. Pensar que alguien puede escribir libros para ganar dinero me parece propio de una inocencia conmovedora. Muchas de estas cosas no dependen de ti sino del jurado, los lectores, la coyuntura o que salgas mejor en las fotos de la prensa. Lo único que está bajo tu control es escribir lo mejor que puedas. Yo no tengo más remedio que escribir sobre la base de mis emociones y esperar que a otra gente le interese. Pero nadie puede calcular si te vas a ganar el premio o vas a vender mucho.

¿Qué se necesita para ser escritor: inspiración o disciplina?
Cuando me fui del país yo necesité pensar que esto dependía del trabajo porque si esto depende del talento o de la inspiración no hay nada que hacer. Esto no depende de ti, pero si depende del trabajo siempre puedes trabajar más. Así que yo trataba de pensar que esto dependía del trabajo. Recuerdo un consejo de Pat Chayefsky, un guionista de Hollywood, que sugería a los jóvenes escritores y guionistas que considerasen lo que hacen como un trabajo. El decía si eres un artista todo lo que hagas será arte y si no eres un artista tendrás un trabajo de puta madre. Creo que es una actitud sana al respecto a lo que hacemos.

Te has desempeñado de guionista de telenovelas en España…
Y aquí también. Y como negro literario, como periodista de investigación, muchísimas cosas de hecho…. Como jefe de práctica en la Católica. Y en el Perú trabajé en televisión con Eduardo Adrianzén, en lingüística con Luis Jaime Cisneros, en política con Jorge Santisteban y en periodismo con Luis Jochamowitz. Y yo creo que tuve con ellos una escuela que no he visto que nadie tenga en ningún lugar del mundo. Tuve suerte de trabajar con los mejores en cada área y eso ha formado una parte fundamental de mi educación literaria.

¿Cómo es tu relación con la crítica?
La valoro y escucho. Incluso las críticas negativas. Me sirven para saber cómo mi trabajo es recibido en distintos sectores. No es obligatorio que te guste mi trabajo y creo que más bien que aprendo más de las personas a las que no le gusta que de las que sí. Yo uso mucho de la cultura popular en el thriller, la televisión, de los géneros de televisión y cine en lo que escribo y pensaba que esto podría producir un rechazo crítico. Le tenía miedo a la crítica. Pero curiosamente ha sido excelente en España, en México, en Argentina, en otros países europeos aprecian mi trabajo. Entonces todas las baterías que tenía contra preparadas para disparar las he enterrado.

Tienes alguna relación amical con alguien que no haya recibido bien algún libro tuyo
Sí, claro. Por ejemplo a Iván Thays no le gusta mucho mi trabajo ni a mi el suyo. Nos llevamos bien, conversamos, nos tomamos unas cervezas. No hay ninguna cuestión personal. Tenemos simplemente distintas maneras de ver el trabajo del otro y un gran respeto por lo que uno u el otro haga aunque sean muy distintos entre sí.

Muchos críticos y escritores asumen su relación como tema personal
Yo he trabajado en equipo con frecuencia. Por ello he soportado muchas críticas y el aprendizaje de oficio siempre ha sido decirme qué es lo que está mal. Pero normalmente un escritor trabaja solo y lo que hace sale tal cual. No se puede escudar ni echar la responsabilidad a nadie de lo que haga. Y eso hace que las opiniones ligeras sean muy difíciles de encajar. No tengo una relación tensa ni siquiera con los críticos a los que no les gusta mi trabajo. No creo que ellos tampoco conmigo.

¿Tienes un plan de volver al Perú?
Vuelvo con frecuencia pero es difícil ahora que regrese a vivir porque mi novia es española, vive en Barcelona. Yo estoy viejo. Quiero instalarme en algún sitio y quedarme. He cambiado mucho de escenario en mi vida. Pero me gusta poder hacer lo que he estado haciendo estos dos años: volver con frecuencia al Perú, ver a mis amigos, ver lo que se está haciendo en la literatura, saber lo que está pasando en el país y comer.

¿Tú decisión de quedarte allá es por cuestiones personales o profesionales?
En este momento creo que podría trabajar en cualquier sitio porque hago todo por Internet. Por razones del mal funcionamiento del mundo literario estas más cerca de toda Hispanoamérica en España. La industria editorial está en España, puedes conseguir más libros, estás más cerca de otros focos.

Los escritores contemporáneos ¿Cuáles son los que más lees?
Me gustan mucho los anglosajones porque creo que los latinoamericanos siempre hemos sido un poco elitistas con la literatura y un poco pretensiosos. Los anglosajones siempre han hecho una literatura más democrática. No le da vergüenza de usar un lenguaje transparente, no elevado, ser directos, tratar con emociones cotidianas, manuscritos perdidos. Y de los que más me gustan están Philip Roth, Ian McEwan, Hani Kureishi, Paul Auster, Truman Capote. Me gustan mucho los japoneses también. Me gusta Murakami. En esta novela en particular yo creo que hay influencia de Tabuchi, pero voy cambiando de influencias para cada libro.

Algún escritor que te haya gustado desde chico y hayas tenido oportunidad de conocerlo
Supongo que el único es Vargas Llosa. Es gracioso porque yo siempre traté de revelarme contra Vargas Llosa pero es inútil. La gente lee mi libro y encuentra a Pantaleón, Lituma, encuentra a las cosas que se supone que yo no tenía. Y luego me lo encuentro y dice que le gusta mi novela. Entonces te quedas como el adolescente que estaba tratando de revelarse y su papá le dice muy bien, chico, muy bien. Soy un parricida frustrado.

¿Las influencias determinan o limitan?
No creo que limiten. Lo que me suele pasar es que quiero escribir sobre ciertas cosas y tengo algunas ideas de cómo hacerlo. Empiezo a escribir y me doy cuenta que me falta algo. No encuentro la voz. A veces escribo 80 páginas y luego lo abandono porque me doy cuenta de que el material me interesa, pero no se cómo manejarlo todavía. Me pasó con Desde el infierno de Alan Moore para Abril rojo. Leí y de repente dije ya entendí. Todas esas cosas que yo quería poner ya sé como ponerlas. Pero al hacerlo digamos trato de plagiarlos pero lo hago muy mal y mezclados con muchas otras cosas que has estado cargando y guardando para este momento. Así que el resultado es inevitablemente original, lamentablemente original. Nunca es tan bueno como las cosas que plagio.

Estas de gira. ¿Tienes pensado un nuevo libro?
No tengo tiempo de escribirlo, pero tengo varias ideas. Falta trabajar también así. Tengo varias ideas en paralelo. Algunas buenas, algunas sobreviven, otras se fusionan. Ahora tengo el trono de Miss Universo. El próximo año que le den el premio a otro y se olviden de mí, podré empezar a escribir.

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