“ El profesional que fija lo económico como primera meta está orientado al fracaso ”
Egresado de la entonces Facultad de Economía y Contabilidad, recibió el llamado del Señor al concluir sus estudios universitarios. Actualmente es obispo de Tacna y Moquegua, además de presidente de la Conferencia Episcopal Peruana.
“Ingresé a la UNI, pero descubrí que no era lo que quería. Gracias a mi padre empecé a trabajar, pero me dije, no toda la vida voy a ser un empleado”. Así fue como el joven Hugo Garaycoa decidió postular a la Universidad Católica. “Entré a estudiar Economía y Contabilidad que se daban juntas en esa época. Ni siquiera pensé en estudiar en otra universidad”. Después de la jornada laboral, Garaycoa asistía a clases. “En esos tiempos se trabajaba de 8 de la mañana a 6 de la tarde con un intervalo, en el cual tenía que trabajar para cumplir mis horas de trabajo”.
De sus años en la PUCP, monseñor Garaycoa destaca la buena formación académica que recibió, así como la preocupación por la forma-ción religiosa. “Eran otros tiempos y, ciertamente, existía un régimen que no era tan laxo como es hoy en día en las universidades. Uno iba a la Universidad porque quería estudiar, sobre todo nosotros que estudiábamos de noche porque de día trabajábamos”, rememora Garaycoa.
Diariamente acudía a clases de catedráticos como Raúl Manyari, Primo César Canaletti, Ernesto Alayza, Carlos Radicatti, Luis Jaime Cisneros y el rector de aquel entonces, monseñor Fidel Tubino, a quienes recuerda como muy buenos profesores. Fue, precisamente, en honor a uno de ellos que la promoción de Contabilidad a la que perteneció Hugo Garaycoa se llamó Primo César Canaletti. “Creo que si tomamos ese nombre fue porque nos marcó como maestro”, recuerda Mon-señor.
Fue en los últimos años de sus estudios universitarios que nació la vocación sacerdotal. “Una serie de acontecimientos concretaron en mí un retorno al cristianismo e hicieron que lo redescubriera, comencé a trabajar apostólicamente en una parroquia en Huaral. Al terminar mis estudios me gradué y ese mismo día decidí entrar al seminario. Actualmente llevo 44 años como sacerdote”, afirma con satisfacción. Pero adoptar una vida pastoral no significó alejarse de lo aprendido en la Universidad. “El Cardenal me invitó a formar parte del Consejo Económico y fue donde reviví lo que había aprendido cuando estudian-te. Posteriormente trabajé en Cáritas del Perú, donde mis conocimientos también me fueron de gran utilidad. Yo creo que lo que se estudia cuando se estudia no solo para el examen, sirve también en el futuro”.
No solamente fue alumno de nuestra Universidad, sino que también se desempeñó como catedrático. “Nunca tomaba lista ya que conocía a todos mis alumnos, me preocupaba por aprenderme sus nombres. Antes de empezar las clases pedía la lista y veía quienes habían estado la clase anterior y quienes no. Me esforzaba por que todo quede lo suficientemente claro”, asevera.
Con el pasar de los años, ha observado cambios desde sus épocas de estudiante. “Ha cambiado muchísimo desde que yo estudié. Derecho y Contabilidad estaban en el mismo local, que hoy es el Instituto Riva-Agüero. Allí estudié yo. Era un ambiente muy reducido, en cambio, hoy en día están en un lugar abierto y con jardines. Creo que eso favorece mucho la interrelación de los alumnos entre sí y con los catedráticos”, finaliza Garaycoa.
¿ Qué mensaje le daría a la comunidad universitaria ?
A los catedráticos les digo que no sean profesores, sino maestros. Porque el maestro se involucra con sus discípulos. No solamente enseña la ciencia, sino que ayuda a la persona a que descubra que vale la pena lo que está estudiando.
De otro lado, el mensaje que daría a los alumnos es que no se olviden que nadie los obliga a estudiar. Si estudian es porque quieren ser alguien. Si buscan el fin económico como primera meta se están orientando al fracaso. Cuando lo económico es la primera meta, ese señor que no gana lo que quiere ganar se frustra y entra en el manejo sucio o hacer mal su trabajo.
A los ex alumnos y egresados les digo que no se olviden de atesorar aquello que recibieron y que lo transmitan.
Publicado en Boletín de Asociación de Egresados y Graduados.
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